Prueba de rol I: Fausto Du Lioncourt

Motivos, habían demasiados, casualidades, quizás pocas. Pensando en la realidad de mis tragedias, encontré quizás el peor día para vagar libremente por la gran metrópolis. Detrás de un espejo polarizado, podía observar a los civiles que se encontraban caminando despreocupadamente, como si en cualquier momento no fuese a desatarse la peor de las guerras. Durante milenios el ser humano a temido a lo que hoy hemos llegado, y ahora, tal pareciera que no ha sucedido nada, es sin duda sorprendente como la humanidad puede adaptarse rápidamente a los cambios, aún si todos los días corriera el riesgo de perder su vida.

Suspire cansadamente y mire mi reloj con cierto desinterés, hace media hora debía reunirme con mi hija adoptiva, Lilith, pero no tenía absolutamente el menor ánimo para salir de donde estaba.

Rápidamente encendí el auto y conduje hasta el centro de la metrópolis, en la avenida principal, me detuve a solo unos cuantos metros del café donde se supone que Lilith estaría esperándome, me mantuve dentro del auto por unos minutos, hasta que la logre localizar en un rincón, sentada, esperándome con un café apunto de terminarse.
Pensé por unos minutos en si salir a su encuentro, o abordarla cuando salga el café.

Termine por decidir lo segundo, y esperé tranquilamente dentro del auto, buscando proteger mi anonimato por el momento.

Había esperado con paciencia a que ella saliera de la cafetería, estaba totalmente sumido en mis recuerdos, que no noté de primera instancia la salida de Lilith del lugar.

Mi atención se vio totalmente forzada de tomar, al ver como la lluvia se desataba de manera improvista, fue entonces que noté la presencia de Lilith atravesar las calles a paso veloz, buscando refugiarse de la fría lluvia.

Gire la llave del auto y lo encendí, rapidamente conduje a donde ella había parado y la intercepte de derrepente, abriendo la puerta del copiloto para invitarla a entrar, sin importar cuan mojada estuviera.

Fue un momento que la vi, su figura femenina se veía acentuada por las ropas mojadas que se ciñeron a su cuerpo, pareciera que Lilith ya no era la misma chica que encontró bajo los escombros de una guerra, que la habían dejado totalmente malherida. Su estado de amnesia le enterneció y decidió ayudarla, siendo la única sobreviviente de esa ciudad que se vino abajo en aquella guerra nuclear.

En ese entonces Lilith le enternecia totalmente, pero ahora, veía a toda una mujer fuerte, que necesitaba ayudaba, igual de indefensa que aquella vez cuando la conoció.

"Vamos, entra"

Le dije de forma cordial, brindandole una amplia sonrisa, mientras tocaba el asiento de copiloto, en señal de que se sentara.

Lilith era como mi esposa fallecida, era hermosa y fuerte, estaba orgulloso de haberla tenido como hija adoptiva, pensando que si hubiera tenido una hija, sería como Lilith.

rol off: quice abarcar mas en el post, pero no puedo manipular a tu personaje, necesito que entres al auto.